Si algo me ha quedado claro luego
de los primeros resultados de las elecciones del domingo 26 último, es de la
sabiduría del pueblo peruano, siempre subestimado por tanto pillo que busca su
bienestar y no el bien común. De tanto mentiroso que ofrece y ofrece y nada
hace, de tanto cínico que estaría contento en un país desmemoriado. Ya por favor
basta de tratarnos así, sepan que frente a ustedes hay inteligencia, raciocinio,
memoria, dignidad, asco, indignación, anhelo, esperanza, optimismo. Que poco
nos conocen.
Por ello, recordando una vez más
al trovador Facundo Cabral, en una de sus reflexiones chistosas habla de los “boludos”
-“huevones o cojudos”- en la que hace un catálogo de estos pintorescos
personajes. Hay uno en particular que
cae a pelo tras estas elecciones, habla del “boludo demagogo” es decir
del político. En nuestro país este espécimen abunda, está en todas partes y
siempre quiere sacar provecho de todo, haciendo lo que mejor sabe hacer, es
decir nada. Y vaya que cae en un gran error, ya que como bien lo describe Cabral,
“el boludo demagogo piensa que el pueblo es boludo” Sigan creyendo eso,
que gran favor nos hacen. Que así sea.
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