Después de algo más de una década, mi buen primo Marco Castillo, regresó a su patria, a su hogar, desde el lejano Japón, pero no vino solo, sino con su linda familia. Estuvo desde el ocho de diciembre hasta el 8 de enero, y en ese mes coincidimos cinco veces. En la despedida de mi hermano Joel, el 12 de diciembre, quien viajó a Estados Unidos. En el día de mi cumpleaños y el de mi sobrina Jessica, el 26. En año nuevo. En el cumpleaños de mi nena Fátima, el 2 de enero y el día que partió de Lima rumbo a Japón vía Los Ángeles, el 8 de enero.
Esta visita sin lugar a dudas fue el mejor acontecimiento de los últimos tiempos en mi familia. En cada abrazo, en cada gesto, en toda conversación solo se vio manifestada el cariño y el aprecio que nos tenemos. Estoy seguro que tanto su esposa e hijos y mi esposa e hijos celebraron como nosotros tan magno evento.
Como se lo expresé hace algunos días vía "face", lo único que nos faltó en todo ese mes, fue un partido de fútbol. Estoy seguro que en su próxima visita, o quien sabe yo pueda ir a visitarlo, lo primero que haremos será vestirnos de corto y correr (ojala podamos) tras un balón como lo hacíamos hace veinticinco años con mis hermanos, mis primos y nuestros padres.
Que así sea.
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