Acabo de regresar de Chiclayo, y la verdad, siento nostalgia de haber dejado la tierra de mis abuelos y padre. La pasé muy bien, sobretodo con mi familia, la familia Chávez, que es tan numerosa como cariñosa, cada vez que he estado con ellos, siempre me han tratado muy bien, de lo mejor, y ahora que fui con esposa e hijos, no hubo diferencia alguna. Y es algo que quiero inculcar en mis hijos, es decir, el amor por la tierra que vio nacer a mi padre, y el cariño a mi familia a quien aprecio mucho. Llegué el jueves 8 de enero, y luego de instalarme visité el Museo "Tumbas Reales de Sipán" que está en Lambayeque, es muy hermoso, me sentí muy emocionado de ver tanta belleza, sorprendido de apreciar el arte de los Moche, realmente maravilloso. Talvez lo único discrepante, es que para mi, dicho museo debió estar en el mismo Sipán. Luego visité a mi tíos Gloria y Jacinto, mis primas Ana, Gloria y Mónica y conocí a tres sobrinos hermosos, Paolita, Enzo y José. El viernes 9 estuve en el mismo Sipán, y antes de ir a la zona arqueológica estuve con mis familiares que viven allí; mis tías Liliana, Yolanda, mi tío Juan, mi primo Abel su esposa Jeanet y sus bellos hijos Nicole y Ricardo; la esposa de mi tío Jorge a quien no pude ver. Además con muy buenos amigos como el señor Felipe Ancajima y su hermana María a quienes no veía hace unos treinta años aproximadamente. El sábado 10, hice una peregrinación hasta la Cruz Milagrosa de Chalpón en Motupe, hasta ahora me duelen las piernas, pero valió la pena llegar hasta la cuevita con mi esposa y mis hijos Adrián, Sebastián y Fabián. El domngo 11 visité Monsefú, donde tuvimos un rico almuerzo de despedida, ya que ese día partimos de Chiclayo a las 7.00 pm. Indudablemente no será mi último viaje a la capital de la amistad, estoy convencido que con la voluntad de Dios regresaré muy pronto. Que así sea.
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